LA HORA DEL ÁNGELUS. - Marisa Martín Blázquez

lunes, 4 de abril de 2016



 Una oración.

Yo era como una beata de la iglesia de Sta.María in Trastevere de Roma.
Pero le rezaba al amor y al sexo.
Con pasión. Con amor,
Y con mi sexo.
Como una mujer cuando desea,
con ganas, a un hombre.
Y me deshacía, así, como
las novicias en la hora del Ángelus,
en plegarias y oraciones
Y en delicadas formas de vida
en tu tentador esqueleto y en el éxtasis de
tu carne.
Y te adoraba en cuerpo. Y en alma.
Y quería comulgar contigo a todas horas.
Sin confesar, primero, que mi único pecado
era amarte, por encima de mis posibilidades
y de tus inseguridades.
Y que supieras que mi cáliz
eras tú y yo no podía decir a ese mi dios,
que lo apartara de mí
Porque, siempre, quería morir
contigo, en tu cruz.
En una cruz, en la que terminaba dando la cara
y tú mirando desde abajo
y lavándote las manos como Pilatos y dejando que, en vez de morir en tu Cielo,
terminará en el Infierno de tu indiferencia
por esa mierda de miedo tuyo a
sentir
que podíamos ser uno y, así,
Terminamos siendo
Nada...


                                                                 @marisaMblazquez